¿Qué pasaría si enseñamos a las personas a meditar desde pequeños?

Aug 20, 2021

¿Qué pasaría si enseñamos a las personas a meditar desde pequeños? O incluso contigo, ¿qué hubiese cambiado?

Yo hubiese agradecido tanto tener esta práctica en mi niñez y adolescencia, sobre todo en esa época cuando fui a la universidad, cuando necesitaba esta herramienta en mi vida sin saberlo. Y la estaba buscando, estaba buscando esa conexión con mi alma, dispuesta a escuchar, a conectarme con el silencio y a tener una relación conmigo misma.

Me hubiera ahorrado mucho tiempo de dolor, de intranquilidad, desesperación, de angustia. Hubiera dejado de buscar tantas respuestas afuera, hubiera tenido la práctica de sentarme en mi silencio, conectarme a mi corazón y a mi mundo, a mi ser, que es allí donde podía encontrar todas esas respuestas que tanto ansiaba y así poder respirar profundo y con mucha paz decir “esto es lo que necesito”.

La meditación me cambió la vida y fue la primera herramienta que metí a mi cajita mágica. Meditando me fui encontrando y la vida se me volvió más interesante. Algo en mi cambió profundamente permitiéndome elegir conscientemente, desarrollar mi intuición, reaccionar con más amor, observar con otros ojos y vivir desde esa paz que encontramos cuando nos conectamos con nuestra alma.

Pausa todo lo que te rodea por un momento, y hazte esa pregunta ¿qué hubiese cambiado en ti si hubieses comenzado a meditar años atrás?


No sigas bajando hasta responderte.

...


Y ahora que tienes la respuesta, sin poder cambiar el pasado, ¿Ayudarías a alguien más a descubrir esta herramienta de vida guiándolo en su proceso? ¿Le enseñarías a tus hijos a conectarse con ellos mismos? Si tienes hijos, ¿Qué semillas de conexión estás plantando en ellos?

Nosotros no tenemos vuelta atrás, tampoco tenemos el control del presente de otra persona, pero como seres humanos, tenemos el poder de expresarnos desde nuestras experiencias para ayudar a los demás en su camino. Si todo esto hubiese cambiado en ti y en mi cuando éramos pequeños, ¿qué pasaría con esta generación si les enseñamos, desde niños, a encontrar su propia paz? en sus corazones entenderán el concepto de que son ellos los que crean sus mundos. El mundo que ven es una proyección de su mundo interior y eso es algo que se puede enseñar a temprana edad.

Cuando nacieron mis hijas, Rafaela y Antonieta, solo quería enseñarles a meditar algún día. Sabía que este espacio de silencio y presencia iba a ser nuestro espacio como familia, y que si aprendían, uno de mis trabajos como madre estaba hecho.

Les enseñé a meditar desde el año y medio y ahora meditamos juntas, o meditan solas, o meditamos los 4. Sé que no van a necesitar nada externo para curar su interior y encontrarán sus propias respuestas en ellas mismas porque estuve dispuesta a enseñarles otro camino.

Desde que son pequeñas las llevo conmigo a la mayoría de mis eventos y han crecido en espacios de pausa y conexión. A veces participan en mis cosas, a veces no. Hay eventos que cuando empiezo a tocar y a guiar la meditación ellas solitas se sientan un rato y se conectan a su respiración y a su Ser interior que está siempre con ellas, esperándolas para guiarlas y susurrarles sus propias respuestas.

Saben que Dios está a una cerrada de ojos de distancia, saben dónde encontrarlo, conocen su frecuencia y saben respirar para llegar a su vibración. Esta lección puede ser la más linda e importante que le he podido compartir a mis hijas.

He sido profesora de yoga, meditación, respiración y sonido por varios años. A través de estas herramientas las llevo en viajes meditativos para apoyar el proceso natural de sanación en el cuerpo y en la mente. Las inspiro a vivir desde el corazón y a despertar su alma para vivir en niveles de consciencia más elevados.

Tenemos tanto que ofrecerle a los niños... Son nuestra mejor versión y además tienen el deseo insaciable de explorar. Así como los metemos a clases de arte, pintura, baile, tennis etc... debemos darles herramientas que los ayudarán en su crecimiento personal y espiritual.

Inspira a tus hijos, muéstrales varios caminos, enséñalos a meditar, a que se quieran mucho y tengan amor propio. Abrázalos, dales muchos besos, que se sientan protegidos y amados, pero primero date la oportunidad de iniciar tu propia práctica, profundizarla, y prepararte para guiar a otros en su camino.

Busca las respuestas dentro de ti y enséñale a quienes te rodean a buscarlas en el silencio.


“Las semillas que plantemos en nuestros hijos
son el regalo más lindo que les podremos dar”
- Sarah MacMillan

 

Esta generación nace con una mente más abierta, más receptiva, más desarrollada, y nos piden a gritos avanzar desde diferentes puntos y áreas de la vida, alimentando su consciencia y expandiendo su aprendizaje para cada día volverse más autónomos, interiorizando sus emociones, conectando con su Ser, creando sus intenciones y sintiendo profundamente.

Si nosotros en algún momento fuimos el futuro, ahora ellos tienen esa responsabilidad, ellos cambiarán el mundo, pero tú también formas parte del proceso. Si les enseñamos de vez en cuando a estar quietos, a cerrar los ojos y a estar en silencio, a respirar profundo varias veces hasta relajarse y sentir paz, vivirán sus vidas más conscientes de lo que la hemos vivido nosotros. Enséñales a escuchar su cuerpo, a observar sus reacciones, a vivir su vida con intención, hacer las cosas con amor, a decir su verdad, a ir en busca de su felicidad... enséñales que la vida es un ratico y que vinimos a ser felices...

Si crees que te falta algo, medita, y recuerda esta verdad:

Que no te falta nada
Que estás completo
Que en otra realidad ya estás iluminado
Y que aquí solo debes recordar que eres todo y que eres amor.



Aprende una práctica para conectar con tu ser.


 

 

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